Google: «Internet no será la muerte de la industria de noticias»
El eterno debate de si internet significará «la muerte» de los medios tradicionales o de los periódicos, visto nada menos que por el CEO de Google.
«Así como el video no mató a la radio, Internet no destruirá las organizaciones de noticias», dice esta vez, Eric Shmidth.
«Lo que hará será promover un nuevo modelo digital de negocios», según el presidente de la Junta y CEO de Google Inc, en una nota titulada «Como puede Google ayudar a los periódicos».
Su carta, manifiesto, artículo o misiva nos llega como parte del Google Press Summit al que COBERTURA DIGITAL fue invitado a participar en Buenos Aires, Argentina.
El artículo de Shmidth inicia con un testimonio de cómo cree que se leerán las noticias en el 2015, que me parece interesante, por de una u otra forma ser la visión de Google de las noticias del futuro.
«Es el año 2015. El dispositivo compacto en mi mano me entrega información, una historia tras otra. Ojeo mis diarios y revistas favoritas con imágenes tan claras como las de las publicaciones impresas y no tengo que esperar para que se descarguen las páginas.
Mejor aún, el dispositivo sabe quién soy, sabe qué me gusta y qué es lo que ya he leído. Así que además de ver todas las noticias y comentarios, también veo las historias que se alinean con mis intereses»
Pero particularmente, en su artículo, hay una frase que me parece toca el fondo del problema de la crisis de ciertos medios frente a internet.
«Es entendible buscar a quién echarle la culpa. Pero como dijo Rupert Murdoch, los problemas de la industria tienen más relación con la complacencia y la falta de innovación que con la tecnología».
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A PROFUNDIDAD
«Como puede Google ayudar a los periódicos»
Transcripción íntegra
Por ERIC SCHMIDT
Es el año 2015. El dispositivo compacto en mi mano me entrega información, una historia tras otra. Ojeo mis diarios y revistas favoritas con imágenes tan claras como las de las publicaciones impresas y no tengo que esperar para que se descarguen las páginas.
Mejor aún, el dispositivo sabe quién soy, sabe qué me gusta y qué es lo que ya he leído. Así que además de ver todas las noticias y comentarios, también veo las historias que se alinean con mis intereses. Miro una historia sobre salud en The Wall Street Journal y una sobre Iraq en Al Gomhuria de Egipto, traducida automáticamente del árabe al inglés. Golpeo suavemente mi dedo en la pantalla, indicándole al cerebro del computador que acertó con sus sugerencias.
Algunas de estas notas que leo son parte de un paquete de suscripción mensual. Otras, cuyo resumen gratuito me resultan interesantes, me cuestan tan solo unos centavos que son facturados a mi cuenta. Otras están disponibles sin costo alguno, ya que se financian con publicidad. Pero estos anuncios no son discursos estáticos de productos que nunca utilizaría. Al igual que las noticias que estoy leyendo, estos anuncios están diseñados para mí, saben de mis gustos y preferencias. Los anunciantes están dispuestos a invertir para llegar a este mercado objetivo.
La situación descripta no es la misma en la que nos encontramos hoy. El distinguido diario que estás leyendo en este momento podrá ser relativamente viejo en términos tecnológicos, pero brinda un modelo de simplicidad y velocidad que compara favorablemente con la experiencia actual de consumir noticias en línea. Puedo pasar de una página a otra mucho más rápidamente en la edición física del diario de lo que puedo hacerlo en la Web. Y cada vez que regreso a un sitio en el que ya navegué, mi computador no me reconoce y me trata como si fuese la primera vez que lo visito.
Cuando pienso en la crisis actual de la industria impresa, la veo de la siguiente manera: una tecnología tradicional luchando para adaptarse a un paradigma nuevo y disruptivo. Es una historia conocida: la llegada de la radio y de la televisión iniciaron el declive de la prensa escrita. Los diarios de la tarde fueron las primeras víctimas. Luego, la llegada de los noticieros de 24 horas transformaron las noticias de los matutinos en información vieja y obligaron a repensar el contenido de los diarios.
Internet ha dividido ahora lo que eran paquetes completos de noticias en artículos que se leen individualmente, a los que se llega por medio de un blog o un motor de búsqueda, y los cuales son abandonados si no hay una buena razón para quedarse una vez finalizada la historia. Es lo que hemos venido a denominar internamente como la unidad de consumo atómico.
Internet está ahora presionando los ingresos en publicidad de los medios de comunicación tradicionales. La elección de los anunciantes que tenían como objetivo a los consumidores de San Francisco se solía dividir entre colocar un anuncio en el Chronicle o en el Examiner. Luego apareció Craigslist, que hizo posible colocar anuncios clasificados en forma gratuita, seguido por Ebay y por los sitios Web especializados. Ahora, los motores de búsqueda tales como Google conectan a los anunciantes directamente con los consumidores que buscan lo que ellos venden.
Con sus ingresos en declive y sus recursos disminuyendo, los ejecutivos de diarios han buscado a quien culpar. Gran parte de su ira está dirigida actualmente hacia Google, a quién ven como receptor de todos los beneficios de la relación de negocios sin ofrecer mucho en retorno. Los hechos, creo yo, sugieren otra cosa.
Google es una gran fuente de promoción, dado que envía a los sitios de noticias mil millones de clics al mes desde Google Noticias, y más de tres mil millones de visitas desde nuestros otros servicios, tales como Web Search (Búsquedas Web) e iGoogle. Eso son 100.000 oportunidades por minuto para los medios de comunicación en línea de ganar lectores leales y generar ingresos—en forma gratuita. En términos de derechos de autor, otro punto de contienda, mostramos únicamente los titulares y un par de líneas de cada historia. Si el lector desea leer el artículo tiene que dar clic al sitio Web del diario. (La excepción son las historias que nosotros hospedamos (host) a través de un contrato de licenciamiento con servicios de noticias.) Y, si lo desean, los editores pueden remover su contenido de nuestro índice de búsqueda, o de Google Noticias.
El reclamo de que nos quedamos con grandes ganancias a cuenta de los diarios distorsiona totalmente la realidad. En búsquedas, ganamos nuestro dinero principalmente con anuncios de productos. Alguien escribe cámaras digitales y obtiene anuncios de cámaras digitales. Una búsqueda típica de noticias—digamos de Afganistán—puede generar pocos si es que genera algún anuncio. Los ingresos por anuncios asociados a búsqueda de noticias son una fracción minúscula de nuestros ingresos asociados a nuestro motor de búsqueda.
Es entendible buscar a quién echarle la culpa. Pero como dijo Rupert Murdoch, los problemas de la industria tienen más relación con la complacencia y la falta de innovación que con la tecnología.
Reconocemos no obstante, que una crisis en el negocio de las noticias no es simplemente una crisis para la industria de diarios. El flujo de información precisa, los puntos de vista diversos y un análisis apropiado de la realidad son elementos críticos para que una democracia funcione correctamente. También reconocemos que ha sido difícil para los diarios hacer dinero con su contenido en línea. Pero así como no existe una razón única para los problemas actuales de la industria, tampoco existe una solución única. Queremos trabajar con los editores para ayudarlos a construir audiencias más grandes, a involucrar más a los lectores y a hacer más dinero.
Vencer ese reto significaría utilizar tecnología que desarrolle nuevas formas de llegar a los usuarios y que los mantenga interesados por más tiempo, al igual que nuevas formas de aumentar los ingresos combinando acceso gratuito y pago. Creo que esto requiere un cambio de tono del debate, un reconocimiento de que tenemos que trabajar todos juntos para cumplir con la promesa del periodismo en la era digital.
Google habla en serio cuando dice que quiere asumir su parte. Ya estamos evaluando, junto a unas cuarenta empresas líderes de la industria de noticias, un servicio llamado Google Fast Flip. La teoría—que al parecer funciona en la práctica—es que si facilitamos la lectura de artículos, los usuarios leerán más. Nuestros socios recibirán la mayoría de los ingresos generados por los anuncios publicados junto a sus noticias.
Pero tampoco hay una sola opción, como parecen creer algunos diarios, entre cobrar acceso a su contenido en línea o mantener enlaces a sus artículos en Google Noticias y Google Búsquedas. Pueden hacer ambas cosas. Estamos en un comienzo. Pero podemos avanzar mucho hacia ese dispositivo fantasioso que les describí al comienzo de este artículo. La aceleración en la sofisticación de la telefonía móvil y las ofertas para poseerlos ofrecen un tremendo potencial. En la medida en que más de estos teléfonos se conecten a Internet, se estarán convirtiendo en dispositivos de lectura, entregando historias, reseñas de negocios y anuncios. Estos teléfonos saben dónde estás y pueden proporcionar información geográfica relevante. En el futuro, habrá más noticias y más comentarios.
Los mejores diarios siempre han sido un reflejo de sus comunidades. Ahora pueden ofrecer un espacio digital para que sus lectores se congreguen y hablen. Y así como hemos visto diferentes modelos de pago para la televisión, creo que veremos lo mismo con las noticias de texto. Puedo imaginar ver acceso gratuito para contenido masivo, financiado por publicidad, conviviendo con suscripciones y material pague-por-ver para lectores de nicho.
Ciertamente, no creo que Internet signifique la muerte de la industria de las noticias. A través de la innovación y la tecnología, puede perdurar con una renovada rentabilidad y vitalidad. El video no mató a la radio: creó una nueva industria adicional.